Nos hemos sentado alrededor de este fuego que ilumina azul, que brinda pensamientos frios en el desierto el cual hemos vivido casi eternamente, tierra que nos hace olvidar. Nocturno y Soneto se han escondido tras la luna al ver un humano llorar, se asoman con sigilio, lo ven con ternura maternal, sonrien. Soneto entona una melodia y carga al humano el cual lentamente deja de llorar, se ven a los ojos y rien, mientras danza este ente musical con su pareja da unas vueltas marcando una espiral sobre la tierra, cuando la pareja llega al centro, Soneto arroja al humano a la luna, a un pozo sin fondo que ha hecho Nocturno, y este tan solo le arroja unas lagrimas que prenden en llamas azules, pidiendole; que recuerde de vez en cuando.