28 de febrero 2007

Navego en una barca vieja, sello esas grietas formadas en la madera, mi ropa rasgada sirve para detener el agua, tela que tiene sangre impregnada. Mi piel se ha vuelto una sabana que se adhiere a mis huesos, respiro esta atmosfera de sombras, de recuerdos, de pensamientos que alguien dejo como esa mascota que no se quiera mas. Se enferma, aulla, y su peste se impregna con ideas que tambien habia dejado.

Esta sabana que me cubre tienta llegar al umbral del dolor, es aspera, es salada, se empalidece con cada noche que nace. Y se abre con el agua que me golpea. Quise ahogarme en la solidaridad del mar, ahora me encuentro en un limbo, sin rumbo, sin luz ni oscuridad, los colores se derriten, el perro se carcome, desaparece, entonces se carcome recordando su existencia, volviendo a existir para volver a sufrir, un ciclo, como saber si yo no me encuentro en ese ciclo, como saber que no me carcomo mientras sue#o y justo antes de despertar me he carcomido de vuelta, volviendo a aparecer mi cuerpo sarnoso, en esa auscencia fisica mi mente viaja en busca de alguien que camine, entonces veo con claridad mis dudas, con otro enfoque, resuelvo la existencia. Tal vez el perro cuando desaparece entra a mi mente?